Jugando entre el trigo, corriendo por campos amarillos y soleados, se acaba el verano.
Cuantos besos desparramados, que ya no volverán y por otros serán cambiados.
Las cabras por los riscos, sueñan con el próximo verano.
No saben que en el amarillo de las hojas que vuelan, está el sol que cae a la tierra para amarla, vestirla y besarla.
Una estación nueva e igualmente bella, solo el instante cuenta.
Y eso lo saben perfecto el sol, la tierra y las estrellas que no piensan tanto, solo son su esencia.