Una oportunidad en tus manos, algo nuevo e inusitado, hilado invisiblemente.
Aparece como esa gota de lluvia, que despierta tu frente y tus cavernas.
De tanta luz y agua se te anegan las ideas no practicadas, dando paso a un torrente que te atrapa.
La vida te invita descubriéndote senderos que antes vetabas.
Mírate, estás ahí sonriendo con el trigo a tu espalda.
No sabías todo lo que encerrabas, bajo un candado que ahora salta.
Vibran en ti tantas cuerdas que las puertas cerradas caen a tus pies.
Ves puntos de luz por todas las entradas, en la calma eliges hacia cual avanzas.
Y en tu mochila guardas todas las puntadas cosidas y las que ahora hilvanas.
Me gusta verte así, sabiendo que sientes las pisadas.