Canta la mañana, tras la noche, gritando lo que en el corazón bulle.
Los pájaros de la cabeza también trinan su canción.
La sangre camina, escuchando esos cantos y entre pájaros y latidos, a veces confunde su dirección.
El destino es el mismo, los caminos no.
Conoce el fluir sereno de la verdad, de la que vuela en el universo, naciendo todos los días, dando luz en el amanecer y resplandor en la noche encendida.