De amor muero, en un verso pasional, nunca disciplinario, ni indiferente.
Muero viviendo en ti que sabes que soy tu interprete, de tus gestos, de tu boca y de tus manos ardientes.
Te cuento un cuento de princesas guerreras y tus ojos perplejos, me encienden.
Suenan sonidos que giran a tú alrededor y el mío, conscientes de este maremágnum que nos pierde.
Si las culebras muerden, tú lo has hecho y yo no soy consciente, por eso bailo con la vida, mirando de frente.
Si todo lo que sucede vuela libre y nos envuelve, el amor nos hace crecer del suelo al cielo, siempre.