Enredos con nudos, en tus ojos bellos, pican los peces de tu anzuelo.
En volandas andas, de la tierra al cielo, subiendo como un serpentín con cada beso.
Sabiendo de la agonía sino bebes el mar entero.
No hay explicación, bien lo sabes, pero es cierto, eso que un huracán te coge y deshabilita tus puertos.
Estas a merced del mar, de las olas, del viento, porque caen gotas una a una en el centro.
Leva el ancla si no quieres quedar atrapado en tu sueño.
Hay tantos mares, aunque tú solo nadas hacia la orilla, en el rojo, expectante y justo a tiempo, para salvar la ropa y besar de nuevo.