En un mar rojo de sentimientos, se destilan todos los amores nuestros.
Se ahogan los pesares de intentos, de conseguir lo que no es tuyo, por eso siempre se hunden hasta el fondo del cieno.
De la profundidad a la superficie, suben con burbujas miles de besos, se expanden en columnas, para ser atendidos y salir como geiseres, hacía el cielo.
Si su agua te salpica, estás perdido…
Acoges besos que no sabes si son ciertos, pero son tan tiernos, que el azúcar se deslíe en este mar rojo de rugidos intensos.
Tú ya sabes que no te pertenecen, pero guardas su recuerdo, allí al fondo, donde las caracolas se cuentan secretos.