Un enigma vuela en tu cabeza cada vez que te cruza el rayo que te hace despertar a escena, a la de vida tan intrigante y bella.
Una abeja, en una flor, recoge toda su esencia, la elabora, la funde y la entrega, como un regalo a la naturaleza y tú haces igual que ella.
Ese enigma, reúne en un puzzle, la vida entera, si las nubes no huelen, lo que si hacen es que te empapan y mojan tus piezas.
Elaboras otras piezas sino encajan, como el panel de la abeja y el secreto se desvela.