En esta época de la vida, aprendes de tus lamentos, con los que haces confeti, para amar el momento.
Se desenrollan las madejas, que liadas estaban en tu cabeza, hay que hacer punto con ellas como lo hacía tu abuela.
Salen mantas a borbotones, para abrigar corazones, para calentar espacios de umbría, que esperaban tu osadía.
Creces tan alto, solo por escuchar el ritmo que vuela con los pájaros, que nace de la tierra embriagándote de pasión y vida.
Si esto lo haces en el frio invierno, la primavera nacerá enamorada de tus agujas y lana y querrá flores, por todos los rincones.
Convertiste los lamentos en el calor de un instante eterno.