Crecen en ti ramas de árboles que salen de tu tierra,
con la fuerza que estaba escondida tras una losa en tu jardín.
Tus raíces profundas la han destrozado y creces hacía el cielo,
enredando todo lo que quieres presentar.
Llevas tus tesoros, frutos de tu ser, que contentos crecen en esas ramas.
Hay variedad, fresas silvestres, frutas del bosque, manzanas de cuentos y tu corazón colgando el primero.
Lo ven la luna y el sol, saben de ti, cogen tus frutos para repartir.
Así el ciclo sigue, circular, cada vez más grande, abarcando lugares impensables.
La vida te regala sus secretos, por sonreír.