¿Y si los reflejos de luz inusitada que entran por la ventana acariciarán las heridas? Pues así ellos las cierran y te llenas de luz de fuera porque ella sabe toda la que tú llevas dentro, que es de una magnitud tan amplia como tus años de vida. Así que cada día la luz te busca, te zarandea, te llama para abrir tus puertas, pasillos largos, llaves puestas, otras caídas… algunas escondidas debajo de la alfombrilla y ¿ será ese su nombre? Porque brilla? No lo que brilla es la suela que pisa, esos pies tuyos abriendo un nuevo portal cada día. Mañana abrimos más que hoy ya la luna nos mira.









