Detrás de la bruma hay un sol resplandeciente que se deja ver a instantes.
Si lo estás viendo, si eres capaz de posar tú atencion, se abre una puerta, a un lugar tan natural en ti que por los latidos que emite pudiera ser un corazón, “tú corazón” que armoniosamente canta canciones, que tú desconocías, pero que hacen vibrar en ti, un bello ser.
Puntos diminutos de luz cuando pestañeas, raíces emergiendo a la superficie del núcleo central de tu vida, huesos recolocándose al respirar, al estar y así ver.
Ver como semillas variadas crecen para dar frutos, porque les llega la luz del sol y el agua de tus ojos las riega con alegría, tras mares de olas no tan plácidas.
A borbotones las flores renacen de ti y con su color y belleza devuelves a la vida todo lo que te dio al nacer.
