Cae la lluvia empapando el corazón sediento tras el verano seco y soleado, provocando una mezcolanza en tu interior.
Explotan luces como fuegos artificiales que te despiertan de sueños recónditos, pasados y esos iluminan otros que son rayos y truenos propagándose.
Abres tus ojos, en el escenario de la vida con un nuevo vigor y resplandecen estrellas antiguas que cruzan el cielo fugaces señalando senderos hacia la montaña soñada.
Tu mochila, no lleva tantos enseres se ha aligerado, tu cuerpo liviano te pone en pie y el corazón palpita, es la brújula que te guía.
Sonríes y las hojas de los árboles acarician tu rostro te quieren en pie, disfrutando, del sol a tu espalda, del cielo y ven tu victoria tan clara y llana que se dejan caer para dar una alfombra a tus pisadas.