Gotas de lluvia que caen, refrescándolo todo, mojando la tierra más profunda, las raíces más hundidas, provocando un elixir de vida.
Crecen flores de multitud de colores, las amapolas protagonizan un esplendor intenso como diminutos corazones encendidos, alegrando esta increíble y apasionada primavera.
Despiertas entre ensoñaciones, sabiendo que hay un giro hacia infinitud de posibilidades que se orquestan entre el agua y el sol.
Un arcoiris de intensos colores se enarbola en el cielo, ante los ojos incrédulos, demostrando la existencia del amor más grande.
El agua lo intensifica y torna en un crisol de calor el instante del frío latente del invierno anterior y pasado convirtiendo la tierra en humus, en vida, en amor.