En un campo infinito de trigo se siembran amores que crecerán con el agua del sudor, que puede al miedo.
Tan bellos que podrán con la maleza y con los pájaros de mal agüero, naciendo amapolas para recordar su generoso aliento.
El cielo al verlo lloverá eterno inundando los huecos que aún puedan estar secos, llenando de vida la tierra.
Si crees, si vuelas y hueles a lluvia ya lo estás viendo, ya sucede…despiertan los ojos cerrados, late la sangre de las muñecas y crecen ríos entre los pensamientos.
Amapolas rojas en el corazón húmedo de sueños, en el infinito campo de trigo que todos los días quiere ser protagonista, para ser y querer.