Hay un aguacero cayendo en el centro, inundando el pozo.
De tanto caer rebosa e inunda valles y praderas, por donde corren libres tus instintos y maneras.
A tus órdenes los campos crecen porque ahora te entienden, porque los frutos que dan, no son tu suerte, son los granos de cada día conscientes.
El viento ahora canta a los campos, lo valiente que eres y el entusiasmo crece y crece.
Recolectas tus avances, cuanta más agua cae en el centro, más sabes y no tienes.
Y el agua no cae en acero, sino en el pozo, que tanto quiere contar.