Incansable el propósito de volar, tan alto, allá, donde el misterio quiera.
Suenan los tambores dentro y todo se despereza, crece la verde hierba, que luego será el trigo que alimenta.
Alfileres invisibles remueven, manos y pies, que despiertan, a la mas perezosa piedra.
Una obra que crece y quiere vomitarse fuera, como toda la sangre que te bombea.
El miedo aguarda en su madriguera, pero el despliegue de la belleza, lo transforma en coraje y fuerza.
Así vuelas y de tu mano se cogen las estrellas.