Amarradas las manos a la escalera que sube al corazón.
Toma impulso la cabeza, aunque retrase la salida con sus devaneos intelectuales.
Arriba palpita la tierra y las raíces llegan a recónditos lugares, tan íntimos, abriendo caminos en la selva.
Estaban los peldaños de las escaleras, como estaciones marcadas y ahora mirando atrás , en las pisadas crecieron flores.
Flores de colores, que elevan el animo al cielo.
Esas manos y esos pies siempre hacia arriba aunque caigan.
De tantos malabares que la vida trae, me quedo con tus lunares, cuando me amas, con las nubes siempre diferentes y en calma, con las migas que caen del plato y no ven los que corren y no paran.