Nadas por tu mar interior, interno, eterno.
Peces de colores salen de tus cuevas mas recónditas, nadan libres, respiran en ti y sus burbujas salen a la superficie, guiñando un ojo.
Ese guiño, llega hoy aquí como un duende, que trae algo bueno entre los dientes.
Sí, esa manzana que esperabas morder siempre.
Su sonido remueve tu océano, ya no te ahogas, eres la gota de agua que te completa.
No busques fuera, los diamantes de tu cueva.