Quedan sin caer, algunas hojas del otoño, esperando a que sople el viento, cuelgan de las ramas, sabiendo cual es su momento.
Quisiera ser una de esas hojas que cuelgan de tu árbol, que te inspiran y laten tan dentro de ti, que no quisieras que llegara el viento y me hiciera caer al suelo.
Aunque todo son etapas, si cayera, la tierra me acogería en su seno y renacería de nuevo, por tantas vidas, como sopla el viento.
Aún así, quisiera contarte un cuento, en el que soy una hoja de tu árbol, tan pegada a ti que ni un huracán, me hace volar hasta que yo no quiero.
Tengo muchos argumentos, en sentir que soy parte de ti y de todo el universo, quizás el más implacable sea ese que te hace suspirar y coger siempre aire del viento, sujetándome y cuidándome.
No te preocupes, no soy frágil porque yo también soy el viento y vuelo a donde quiero, a donde me aman en este instante epicúreo y tierno.