Cruzan pájaros, mi cabeza en bandadas, cuando el tiempo apremia.
Remueven el aire y mis ojos despiertan, desaparece la niebla.
Descubro un nuevo horizonte hacía donde ellos se alejan.
Una nueva estación a ellos les lleva, a mí un latir intenso, que se gradúa cuando empiezo un nuevo camino.
Salgo del laberinto, que enroscaba a mi corazón con una cadena de doble sentido, pero los latidos han vencido.
Me lleno de mariposas que volando me llevan a un bosque mágico, con duendes y hadas como aliados.
Es mi bosque encantado, porque en el ocurre todo lo bueno que he deseado y mis pájaros sentados en el atardecer soñado.