Un remanso de paz, una alegría desbordada y los ojos del monte mirándote y escaneando tu interior. No te apures, todo está bien, vuelca en el río tus desvelos y renace en ti esa fuerza invencible, esa brisa que cura, alejando a las moscas de ti, despertando la sonrisa que desborda tus comisuras, todo un engranaje moviéndose en tu interior y una mariposa blanca roza tu hombro. Al fondo el oído del Río despeja dudas, refresca ideas y esa brisa de nuevo. No se puede explicar el silencio, solo ser y ser. La música de la naturaleza te embarga, es silencio, son pasos que escuchas, los sigues y los ojos del monte te escudriñan y te alientan. Versos, vida hasta en los guijarros que yacen en la ladera. Bebe el momento que tu sed es saciada en el silencio. 

Cierto siempre aunque te cueste creerlo, por eso vuelves siempre a la naturaleza, verde esperanza, los ojos del monte fijos te miran y tú te ves en ellos renovado y auténtico.