Érase una vez y otra vez y otra un renacer de vida, de espacio para dar a luz la paz del alma esa que se siente en el bosque con ese silencio expectante de ahora sin análisis sólo siendo, solo germinando desde el paraíso al paraíso de la abundancia de la vida vivida con amor, con paz, con alegría ¿como explicar la sonrisa de un niño? De ese niño que está en ti “interior” que sabe, que no siente miedo y anda despreocupado, un gusto conocerle y sacarle a paseo para ser el vuelo, el rayo de luz, la flor silvestre, el fuego del corazón, el don especial. Para escucha el silencio y crece, niño de mi corazón.
