Hay un volcán que está comenzando su erupción de una profunda lava que latía y latía, con tanta fuerza que ahora se propulsa al exterior, para formar nuevas montañas creadas dentro y que salen fuera, esparciendo la fuerza de las fuerzas, dando aliento a esa esperanza que renueva todo: los campos secos, el hastío, la falta de recursos, las ideas estancadas, la vorágine de la vida.

Las nuevas montañas, son nuevos caminos que están inspirados en la revelación que te lleva a celebrar un gusto por la vida,  que jamás habías sentido, lleno de la paz que te eleva cuando sabes que lo estás haciendo bien y vuelas.

Érase una vez y otra vez y otra un renacer de vida, de espacio para dar a luz la paz del alma esa que se siente en el bosque con ese silencio expectante de ahora sin análisis sólo siendo, solo germinando desde el paraíso al paraíso de la abundancia de la vida vivida con amor, con paz, con alegría ¿como explicar la sonrisa de un niño? De ese niño que está en ti “interior” que sabe, que no siente miedo y anda despreocupado, un gusto conocerle y sacarle a paseo para ser el vuelo, el rayo de luz, la flor silvestre, el fuego del corazón, el don especial. Para escucha el silencio y crece, niño de mi corazón.