Se alinean los planetas, fugaces estelas en el cielo muestran algo pero si miras desaparece. La flecha cambia de dirección cuando la ves, por eso para que no se escape, como los pajaritos cuando abres la ventana, hay que observar al que observa y ese eres tú, la flecha se da la vuelta y te apunta, al corazón, a la cabeza, al esternón. Y te hiere y caes enamorado del amor que infraganti te encuentra mirando a otro lado. Que alegría estás cerca del final del acertijo o no… esto acaba de empezar.
